El día de la Madre Esmeralda Marugán

Esmeralda Marugán

Periodista

Fotografía: Carolina Roca

Me acaba de llegar por WhatsApp un audio de una mujer que conozco, su nombre es Irune, y lo escribo con su autorización, y en especial en un día como hoy, con la única esperanza de que alguna vez en el mundo exista algo parecido a justicia. Y esto sólo llegará cuando dejemos de mirar para otro lado, todos y todas, seamos religiosos, agnósticos, ateos, o medio pensionistas, votemos a un partido político u a otro, incluso para quienes consideren que la abstención es el triunfo de la oposición. Algo debería de estar por encima de todas las diferencias, algo que nos alejara de la peor de las mezquindades humanas, las vejaciones que se cometen contra la infancia.

Con banderas o sin ellas, dejemos ya de ser tolerantes con la pederastia y los malos tratos, en especial los que siguen teniendo "el nombre del padre¨. 

En el audio de Irune se escuchan los gritos aterradores de su hijo agarrado a su cuello, y sin ángel que le guarde. La Diputación Foral de Bizkaia cumple orden judicial basada en un síndrome que llaman de "alienación parental", no avalado por ninguna comunidad científica. El falso SAP está totalmente desaconsejado por el Poder Judicial, que incluso en su guía de actuación en Violencia de Género insiste en los riesgos de aplicarlo, dedicando un apartado específico para que no se utilice en resoluciones, pero aun así se emplea sin escrúpulos, sin pudor, sin remordimientos, sin conciencia, con el único fin de silenciar a los niños y a las niñas que suplican auxilio, y condenar a los menores, y  a sus madres, a la mayor de las torturas. 

Invento del pedófilo Richard Gardner, que terminó suicidándose, no sin antes dejar discípulos y discípulas ¨infectados de su pseudociencia¨, y que han encontrado en apoyar sus perversas teorías incestuosas, su negocio. 

Para desgracia de los Derechos de la Infancia, sus ¨fieles seguidores¨, están distribuidos en innumerables juzgados de nuestro país y del resto del mundo, actuando como la más vil de las pandemias. Una ¨ayuda inestimable¨ para que algunos jueces, juezas y fiscales demuestren, una vez más, que la justicia está ciega.

Un virus nos ha robado el mes de abril, pero ¿quién le devuelve el día de la madre a ella, y a las muchas otras ellas, y fundamentalmente a sus hijas e hijos?

Esos niños que tanto decimos que nos importan y protegemos, y que es la gran mentira de la humanidad. Enrique Vila es un extraordinario abogado valenciano y un buen amigo mío. Le conocí por la búsqueda incansable que lleva años haciendo de los niños robados por Sor María, perteneciente a la Orden Hijas de la Caridad de San Vicente de Paú, y el maléfico Doctor Eduardo Vela en la década de los 80 de Madrid, y que fue una práctica mucho más normalizada de lo que las mentes sanas imaginamos. Por supuesto con ayudas políticas, policiales, sanitarias y de ansiosas familias que equivocaban "los deseos con los derechos".

Enrique sigue sin encontrar a su madre. Pero gracias a él, y a su equipo, otros sí.

Hoy, en nuestra España demócrata hay algunos niños que se gestaron en vientres de alquiler, y hay ideologías muy liberales que en nombre del libre mercado incluso lo defienden en sus programas electorales.

Mi madre se llama Sole, y lo es para sus cinco hijos, entre ellos yo, que soy la mayor, y la que menos la cuida. Sole es la mejor madre del mundo. Su único defecto es que no la enseñaron a ser feliz ni a pensar en ella. Hoy le pido al destino solo una cosa, que Luna, mi nieta, lo aprenda.

No es el día de la madre en los centros comerciales, pero sí es el día para que todas las mujeres que libremente decidan ser madres lo celebren con sus hijos e hijas.

Yo tengo tres, y son lo mejor de mi vida.

Por Diana, por Alberto y por Sergio, ¨Mi cielo es entero¨